domingo, 4 de febrero de 2018

Happy Mondays: Pills 'N' Thrills and Bellyaches


Año de publicación: 1990
Valoración: casi imprescindible

Como si llamarse lunes felices no fuera suficiente provocación a la fauna urbanita, teníamos a la figura de Bez como integrante del grupo. Un tipo con cara de desquiciado (habría que ver qué es de él) que, dicen las malas lenguas, ascendió de su puesto de dealer para el grupo, a bailarín oficial y figurante en conciertos y videos del grupo sin otra finalidad que danzar con singular estilo, sin otra aportación que esa. Aunque dicen haberlo visto con una pandereta, alguna vez. 
Claro que en la Inglaterra de los 90 metida de lleno en la movida del house y en el Manchester habitado por el público de The Haçienda todo eso estaba más que tolerado, sobre todo cuando se publicaban discos como este, qué importaba si acreditabas a cualquier conocido si eras capaz de grabar este festín de confluencias de estilo que marcó los hitos de la mezcla de estilos aunque la mayoría de los que darían un brazo por sonar como este disco ni siquiera lo hayan oído.
Happy Mondays estaban liderados de forma indiscutible por Shaun Ryder. Individuo de aspecto desgarbado y de nulo atractivo, anti-héroe pop por antonomasia, heroinómano confeso que cantaba de forma extraña y desganada como si pasara por ahí, pero, por los mismos motivos, con la cercanía del amigote que te muestra que cualquiera es capaz de hacerlo. De hecho, toda la banda tenía el aspecto nada sofisticado de cuatro amigos que se juntan en un bar de polígono después de una jornada en un trabajo de mierda. De hecho, las modelos que figuran con aire desganado (aunque alguna parece hacer amago de intervenir en la canción o de que ésta no llegue a desagradarle) en el vídeo de Kinky Afro parecen estar a punto de escapar, no sea que alguno de esos guarros les fuera a hacer alguna proposición deshonesta. La canción, por cierto, ejemplifica el álbum: influencias disco (obvia toma del yippy-aya-yippy-yeye de Lady Marmalade), camuflada entre capas y capas de sonido abigarrado. Cualidad, esta extensible a las diez canciones del disco. Happy Mondays habían publicado previamente Bummed, donde habían contado con la producción de Martin Hannett, mito después de su trabajo con Joy Division, pero que no había explotado su poderío. Para Pills 'N' Thrills and Bellyaches cuentan con Steve Osborne y Paul Oakenfold, más vinculados a la onda electrónica y a la movida DJ, pero al fin y al cabo ingleses que comprendieron lo que el grupo quería. Y que lo asimilaron: las canciones contienen arranques imparables: Step On arranca con un piano de onda casi-house hasta que las guitarras ligeramente enguarradas con feedback dejan paso a esa extraña voz susurrada de Ryder: más tarde cederá hasta a la introducción de coros femeninos de tonalidades soul. Loose Fit enlaza un acorde inicial de tonalidades cinematográficas con un uso intensivo de bongos. Holiday muestra influencia pop y funk a partes iguales. God's Cop (gran título) arranca como si fuera a formar parte de un disco de The Beloved para dejar paso a unas guitarras que necesitan el espacio del que disponen, gracias a esa producción precisa y desinhibida.
Y poco más: aunque se las apañaron para que Tina Weymouth y Chris Frantz, (¡a sección rítmica de todos unos Talking Heads!) produjeran su siguiente disco (Yes, please!, fracaso comercial que hundió a su discográfica), tardaron poco en disolverse, a pesar de una fugaz resurrección parcial bajo la guisa de Black Grape (solamente con Ryder y Bez), poco más se ha oído la inconfundible voz de Ryder.

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