domingo, 24 de diciembre de 2017

The Human League: Dare!


Año de publicación: 1981
Valoración: imprescindible

Cosas de las que uno se da cuenta: algunas ediciones posteriores de este disco eliminan el signo exclamativo de su título. Pero cómo se atreve la gente. Ese signo exclamativo dice mucho. Recalca el tono imperativo. Elimina la posibilidad de que el título sea un infinitivo. Aporta dinamismo y justifica el tono hedonista. No solo por la adaptación de la tipografía de portada de Vogue ni por el andrógino aspecto de Phil Oakey (que por aquel entonces lucía un curioso flequillo colgante asimétrico), sino por su propio mensaje en referencias al pasado del grupo.
Y ello me hace pensar si la elección no es demasiado obvia. La formación anterior de The Human League ya había publicado dos discos extraordinarios: Reproduction y Travelogue eran magníficos tratados de uso de sintetizadores analógicos, trufados de producción oscura, de imágenes algo turbadoras y de canciones sensacionales que desvelaban cierto aire a la grandilocuencia y cierta ingenua tendencia a presumir de influencias futuristas. La vertiente más política del grupo se escindió y tomó una referencia de Kubrick para denominarse: Heaven 17.
Y qué otra opción tuvo entonces Phil Oakey que abrazar el hedonismo y buscar nuevos miembros. Dos de ellos dos vocalistas femeninas, muy á la page, de aspecto sexy y glamouroso, un teclista, Jo Callis, que había pasado por una banda punk, los Rezillos, y, muy importante, reclutar los servicios de Martin Rushent, productor (fallecido en 2011) que supo manipular el sonido del grupo hasta aportarle la extraordinaria brillantez que desprende Dare!.
Porque este es un disco perfecto, que ya tocaba decirlo a estas alturas. Dicen algunos no muy anchos de miras que es el paradigma del sonido tecno-pop de los 80 o hasta solamente del sonido pop. Pues no: ésta es una pieza clave en la historia de la música y como se desarrolla a partir de ese momento. Cuando Phil Oakey decide relegar la oscuridad de su sonido primitivo (representada aquí solamente de forma muy tímida por los sonidos ligeramente marciales de Do or die y I am the law) y permitir que capas y capas de sonido luminoso recubran hits pluscuamperfectos como Open Your Heart Love Action (I Believe In Love) no solo está creando uno de los discos más perfectos de la historia sino que está sacando a la música electrónica de su hábitat hasta aquel entonces. Los tipos con sintetizadores parecía que tuvieran que salir con batas de científico al escenario. Con actitudes hurañas y aspecto enajenado. The Human League tenían dos vocalistas: cantaban y estaban buenas, como las coristas de los grupos de música disco. Los tipos que las acompañaban tenían aspecto hasta de poder ser el novio de alguna de ellas. Las canciones revelaban hasta aspectos cotidianos. Don't You Want Me habla sobre una pareja que se deshace cuando ella accede al éxito y a la fama y abandona a quien la ha ayudado a llegar hasta allí. 
Pero el sonido: años me costó asumir que ese sonido no se repetiría en ningún disco, ni siquiera del propio grupo (Hysteria, disco posterior, se mostró como un trabajo desorientado), y que no tenía sentido su búsqueda. Dare! redefinió la música como pocos discos lo han hecho. Incluso las bandas tecno-pop con las que convivieron temporalmente parecían mantener cierta distancia, cierta actitud, permitidme la broma, algo robótica, en lo que a su comportamiento ante la masa oyente se refiere. Gary Numan, OMD, Devo, Cabaret Voltaire, parecían emplear sus teclados como armas defensivas frente al imperio de las guitarras. Para este disco, The Human League (como, en otro nivel, habían hecho Magazine) los integró con toda la normalidad, como si fueran un elemento más del pop y como si no tuvieran que ser un impedimento para la accesibilidad sino un puente hacia ella. No es que Dare! sea un disco pop. Seconds suena intimidadora con esos solos y ese zumbido de fondo, The Things That Dreams Are Made Of parece ser el referente de toda la discografia de Metronomy. Pero el resultado, el conjunto estético, la secuencia (sobrados: dejan el hit absoluto del disco para el final de la cara B), muestran que Dare! es un disco pop y una sucesión de hits a su pesar. Todo queda integrado: The Sound Of The Crowd, con sus gritos y su ritmo sincopado, podría pertenecer, eliminando coros femeninos y añadiendo algún detalle turbio, a sus primeros discos. Pero está ahí, al lado de una canción luminosa y de tono casi místico como Darkness. En fin: una a una han ido surgiendo todas las canciones del disco, menos el pretexto instrumental que es Get Carter. Todo es destacable y digno de mención y este no es un disco donde cuatro canciones esplendorosas justifiquen el relleno. Es más, Love And Dancing, disco de remezclas de estas canciones que el grupo publicó bajo el pseudónimo poco disimulado de The League Unlimited Orchestra, funciona a la perfección como complemento. Joyas pop de desarrollo sin límites, quizás rescatadas ahora con cierto aire de nostalgia, de esa época en que los mejores discos solían ser también los que más se vendían. Olvidaos: no volverán.

1 comentario:

  1. Hola, no sabía lo del signo de admiración. Mi vinilo no lo tiene, debe de ser posterior, aunque lo compré de segunda mano por internet a una tienda de discos usados en Inglaterra.
    En relación al disco, a mí me gusta, pero hay algo en él que me produce desasosiego y que me impide la reescucha. No sé por qué.
    También me da la impresión al escucharlo, que el grupo sería incapaz de mejorarlo.
    En fin, un disco sin duda importante y clave en su momento, que destacó sobre innumerables bandas que se quedaron en el intento.
    Saludos y FA 2018.

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