domingo, 22 de enero de 2017

Bruce Springsteen: The River


Año de publicación: 1980
Valoración: imprescindible

Discos dobles en los tiempos (dorados) del vinilo. Proyectos ambiciosos de artistas a los que 40 minutos les quedaban cortos, porque tenían muchas cosas que explicar. No abundaban, y siempre debían obedecer a algo en concreto.

The River parece responder en su estructura  a los clásicos conciertos extenuantes del músico de New Jersey. Alternancia de temas lentos e introspectivos, números más cerca del rock'n'roll marca de la casa, singles inapelables, energía a raudales, cosa que se nota en esos registros sonoros. Un músico en la treintena empujado por una serie previa de discos notables y en plena aceleración. Sin ganas ni necesidad de dosificarse. La inspiración desbordante de esta completísima colección de canciones es capaz incluso de hacernos olvidar su producción, saturada de agudos. De algún extracto de su autobiografía deduzco que se trata de una cuestión premeditada, de un intento de aportar espontaneidad al sonido. La excelencia compositiva de la música supera con facilidad ese obstáculo. The River está lleno de futuros clásicos y esa convicción y esa seguridad se nota.  Los mayores logros se encuentran en las canciones más lentas, las más alejadas de la aspereza del estereotipo del  rock'n'roll. Point Blank, Drive all night, o la excelente canción que titula el disco. Pero es un disco doble y hay donde elegir, Jackson Cage, con el excelente piano de Roy Bittan adornando el estribillo. Out on the street, vivaz e hímnica, el tono festivo de Sherry Darling. Springsteen habla del americano medio y los problemas cotidianos. Embarazos precoces, cierre de fábricas, desempleo, precariedad. Cada canción es un acierto y Springsteen desborda tal seguridad que no le importa incurrir en el autoplagio (I wanna marry you, desborda de azúcar y fusila la estructura del estribillo de Hungry heart) o entregar canciones que son carnaza de concierto y de tópico absoluto (¿quién si no, se atrevería a hacer una declaración de principios como I am a rocker?). Lo hizo porque era consciente de estar ya en el foco de todas las miradas, de una escena musical americana necesitada de liderazgo y de un público blanco al que no había que complicarle las cosas. Cumplió con cada uno de esos requisitos, y tomó el poder para unas cuantas décadas. Se permitió un ejercicio introspectivo (Nebraska, cuya tonalidad ya adelantaba Wreck on the highway, final de este disco) y se preparó para la gran explosión comercial que supuso Born in the USA.
The River es la declaración de principios de un músico comprometido con causas no siempre cómodas para el poder. Un hombre joven acompañado por una banda en estado de gracia grabando un disco destinado a trascender. Condenó a gran parte de la obra posterior de Springsteen a parecer descartes de esta obra maestra, incluso a una obstinada persecución, a veces cercana a la autoparodia de esa mágica fórmula que, seamos sinceros, Springsteen nunca volvió a alcanzar con la contundencia que vimos aquí. Y aunque su trayectoria merece mi respeto, pocos me negarán que, creativamente, aún vive de estas cuantiosas rentas. La gira que décadas más tarde dedicó al disco reproducía las canciones en el orden exacto, y contó con la presencia de la banda, con la excepción de Clarence Clemons, fallecido en 2011.


2 comentarios:

  1. También había fallecido Danny Federici, el otro teclista de la E Street band.

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  2. Pues es verdad, un detalle que ya no recordaba. El disco ya tiene sus años, y el tiempo es un canalla que no perdona. Gracias por la puntualización.

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